Esos momentos en los que explotas, en los que no puedes más, en los que lo único que haces es encerrarte, llorar, son momentos en los que quieres irte, dejar todo, no pensar en nadie, solo en ti, ser egoísta y no fijarte en lo que gusta y disgusta a los demás. Esos momentos en los que el mundo se te viene encima, en los que el mundo te come. Momentos en los que quieres cometer locuras, tirar la toalla, dejar de existir; solo porque tu mundo se resquebraja, se rompe, se descompone y dejas de creer y olvidas esas fantasías perfectas, donde todo estaba a tu favor, porque estar en el mundo real, donde todo va a contracorriente, donde nada va a tu favor, donde tú no eres nada, donde tú no eres nadie.
Hoy vengo a contarte algo que tal vez debería haberte dicho antes o no, algo que probablemente ya sepas. Y es que han pasado muchos años, han sido muchos momentos a tu lado y como tú mismo ya habrás comprobado has cambiado mucho, aunque aún queda alguna que otra secuela. Todavía piensas que cuando una persona se te queda mirando es porque algo malo ha detectado en ti y no, no es así ¿puedes dejar de ser tan idiota? ¿acaso no te das cuenta de la cantidad de cosas buenas que hay en tu interior? Te aseguro que muchas personas si, tu poco afán de protagonismo, la iniciativa, el si quiero puedo, el por mis cojones que lo hago. Deja de ser tan exigente contigo, porque todos y cada uno de nosotros estamos y estaremos incompletos, por eso mismo deja de machacarte tanto cada noche, deja de mirar la parte negativa de las cosas y de ti mismo. Debes observar también la parte positiva y bonita que son las imperfecciones que tienes, porque estas son solamente tuyas, ya que nadie tiene otras iguale...
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