Cada persona tiene unos hilos, que les sujetan, a veces oprimen, ahogan y otras parece que esa persona es libre y que no tiene ninguna atadura, pero no es cierto, todos y cada uno de nosotros estamos atados de pies y manos, nunca mejor dicho. Somos movidos como marionetas la mayor parte del tiempo, dejándonos guiar por las personas que nos rodean, por la sociedad en general, aunque muchas veces digamos que nos da igual el que dirán, no es así porque a todos ya sea en mayor o menos medida si nos afecta, aunque tratemos de disimularlo.
Esos hilos, a pesar de estar bien sujetos, se enredan con otros hilos, esos hilos pertenecen a algunas persona que son especiales en nuestra vida y que a pesar de querer echarlas de ella, nuestros hilos se han enredado con los de esa persona y queramos o no, esa persona siempre estará con nosotros de alguna forma, aunque llegue un momento en el que si se vaya, los hilos que conectan a esa persona a ti por más que se enreden o se alarguen hasta el infinito nunca se romperán, porque las personas que están destinadas a ser y a estar juntas, a pesar de todo, tanto lo bueno como lo malo, acabarán juntas.
Esos hilos, a pesar de estar bien sujetos, se enredan con otros hilos, esos hilos pertenecen a algunas persona que son especiales en nuestra vida y que a pesar de querer echarlas de ella, nuestros hilos se han enredado con los de esa persona y queramos o no, esa persona siempre estará con nosotros de alguna forma, aunque llegue un momento en el que si se vaya, los hilos que conectan a esa persona a ti por más que se enreden o se alarguen hasta el infinito nunca se romperán, porque las personas que están destinadas a ser y a estar juntas, a pesar de todo, tanto lo bueno como lo malo, acabarán juntas.
Comentarios
Publicar un comentario