Esta mañana Ben me pidió que fuéramos a dar un paseo,
después de la larga caminata estamos
sentados en un banco al lado de un pequeño parque, ambos estamos
mirando a los niños correr de un lado a otro, gritando y riendo. Se les ve tan
felices…
-¿Tú crees que somos libres?-rompí el silencio.
-No, creo que realmente no somos libres, la gente cree que
si lo somos, pero no es así, esa gente, no ha volado lo suficientemente alto
para chocarse con las rejas. ¿Por qué lo preguntas?
-No, por nada. Veo a los niños y parecen que son libres, no
les importa nada, solo son felices a su manera.
-La libertad está en cada uno, en su forma de ser…-dijo Ben
al cabo de un rato.
-¿Nos vamos?-dije poniéndome en pie.
-¿Podemos ir antes a un sitio?-dijo haciendo pucheros.
-Vale, ¿dónde?
-Ya lo verás.-dijo y me sonrió.
Después de unos quince minutos andando, llegamos a nuestro
destino, era una cascada preciosa, con un sonido que relajaba bastante, nunca
había visto este lugar.
-¿Te gusta?-preguntó Ben.
-Es perfecto.-sonreí ampliamente.
-¿Nos bañamos?-preguntó acercándose a mí.
-No tengo bikini.-dije.
-Bueno, puedes… bañarte desnuda.-dijo acercándose más a mí.
-No-dije nerviosa.
-¿No te atreves?-dijo cada vez más cerca de mí. Yo intenté
retroceder, pero puso sus manos en mi espalda. -¿Te da miedo?-sonrió.
-No-dije seguro.
-Entonces bésame.
-Eres mi hermanastro, no me va eso…
-Pero eso no quiere decir nada, Odi… me gustas-me susurró en
el oído con voz ronca.
-Ya, bueno y tú a mí, pero no se puede.-dije y me zafé de su
agarre.
-No se puede, por que tú no quieres.
-Ya bueno, no soy tan de liarme con el primero que aparece, que además no conozco de nada y me dice cuatro
cosas tontas para poder bajarme las bragas.
-Entonces esperaré hasta que te decidas.-dijo y me agarró la
mano.-¿Pero, no nos bañamos?
-No, vamos a casa.
Por la tarde Ben y su madre, tuvieron que marcharse, ya que
a ella le había surgido algo en el trabajo, Luz, es asistente social.
-Bueno, pues me tengo que ir, pero ¿cuándo volveré a
verte?-preguntó Ben, antes de irse.
-No lo sé.
-Podríamos hablar por Skype alguna vez.-hizo una pausa-Si
quieres, claro…
-Vale, agrégame.-dije.
-Pero dime cómo te llamas en Skype.
-El que algo quiere, algo le cuesta.-dije y me metí en casa
y desde la ventana, vi como Ben se subía en el coche y encendía el motor.
Comentarios
Publicar un comentario