Abro los ojos y unos naranjas y blancos y otros colores más tímidos, aparecen poco a poco, como si estuvieran recién sacados de la paleta de un pintor optimista. Qué diferente es si comparamos con el día de ayer, una mañana teñida de grises; pero de esos grises que no sirven para colorear la mediocre normalidad de la rutina, sino para deprimir, para entristecer, para hacer sufrir. Esta mañana comienza pareciendo optimista y alegre, así lo muestran los colores y el estridente aunque soportable graznido de las gaviotas que suenan cerca, puesto que el mar se encuentra debajo. Todas y cada una de ellas piden ser las protagonistas de un día que no necesita nada para poder convertirse en un hermoso día. No recuerdo muy bien qué sucedió anoche, las imágenes se colapsaron en mi cabeza hasta que me desmayé cuando llegamos al acantilado, solo recuerdo una mano fuerte sujetando la mía y una voz, sí era su voz, decía que corriera más y a la vez que preguntaba desesperado dónde podríamos q...
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