Querida soledad, gran amiga y fiel compañera, hoy te escribo porque creo que ya ha llegado el momento de despedirnos y es que han sido unos años y un tiempo muy bonito a tu lado, con sus idas y venidas, en los buenos y en los malos momentos.
Fuiste una gran compañera y fiel amiga a la que muchos consideraron una clara enemiga, debo decirte que me ayudaste muchas veces a ver todo más claro y a replantearme quién sí y quién nunca más.
Han pasado muchos años desde que por una casualidad te instalaste en mi vida y siempre he terminado recurriendo a ti de alguna u otra forma, pero ya es hora de despedirnos y de continuar cada una por nuestro lado. Hasta que por una razón u otra acabemos volviendo a juntarnos, como siempre nos acaba pasando.
Querida soledad, esta no es una despedida definitiva, ya me conoces, más pronto que tarde volveré a llamar a tu puerta, con mis típicas excusas sin sentido, para ese entonces, espero que estés ahí para recibirme con los brazos abiertos como siempre.
Espero que nada haya cambiado y todo siga igual, que sigas siendo mi gran y única amiga cuando nadie está, que me ayudes a entenderme, a quererme y a valorarme, como solo tú sabes.
Querida soledad, espero verte pronto o nunca más. Tan solo te escribo esta carta de despedida para que entiendas que todo tiene un final y este es el nuestro. Porque a partir de ahora comienza mi momento, creo que ya estoy preparada para volver a caminar sola.
Querida soledad, fuiste una fiel amiga sobre todo aquellas noches tan largas en las que el insomnio y las pesadillas se apoderaban de mi y no me dejaban dormir. Eras tú la que inundaba todo con ese aterrador silencio que a la vez, de algún modo me tranquilizaba y me consolaba.
Querida soledad, no te lo tomes a pecho, pero este es nuestro final y no habrá marcha atrás porque la decisión está tomada y tras mucho pensarlo, debo dejarte atrás.
Pero no te olvides de mi, por si acabo volviendo.
Fuiste una gran compañera y fiel amiga a la que muchos consideraron una clara enemiga, debo decirte que me ayudaste muchas veces a ver todo más claro y a replantearme quién sí y quién nunca más.
Han pasado muchos años desde que por una casualidad te instalaste en mi vida y siempre he terminado recurriendo a ti de alguna u otra forma, pero ya es hora de despedirnos y de continuar cada una por nuestro lado. Hasta que por una razón u otra acabemos volviendo a juntarnos, como siempre nos acaba pasando.
Querida soledad, esta no es una despedida definitiva, ya me conoces, más pronto que tarde volveré a llamar a tu puerta, con mis típicas excusas sin sentido, para ese entonces, espero que estés ahí para recibirme con los brazos abiertos como siempre.
Espero que nada haya cambiado y todo siga igual, que sigas siendo mi gran y única amiga cuando nadie está, que me ayudes a entenderme, a quererme y a valorarme, como solo tú sabes.
Querida soledad, espero verte pronto o nunca más. Tan solo te escribo esta carta de despedida para que entiendas que todo tiene un final y este es el nuestro. Porque a partir de ahora comienza mi momento, creo que ya estoy preparada para volver a caminar sola.
Querida soledad, fuiste una fiel amiga sobre todo aquellas noches tan largas en las que el insomnio y las pesadillas se apoderaban de mi y no me dejaban dormir. Eras tú la que inundaba todo con ese aterrador silencio que a la vez, de algún modo me tranquilizaba y me consolaba.
Querida soledad, no te lo tomes a pecho, pero este es nuestro final y no habrá marcha atrás porque la decisión está tomada y tras mucho pensarlo, debo dejarte atrás.
Pero no te olvides de mi, por si acabo volviendo.
Comentarios
Publicar un comentario