![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgthUMo0FujmFLoaaLyjMjLm4tbAm8AVmBkpw_Sl_cOayUdsd1yCvpV0NdQoTZXt4VzqBDjs6Lvx2cTOjqnFwYdgc9BNna64tnG7NCoBj0b7euXXFVanYhNw74hrMciU9ze3LR3vry26aZQ/s320/prisioneros.jpg)
Y aunque no haya una cadena que los amarre o una celda que los encarcele, sí hay algo que los condiciona para ser esos prisioneros muertos en vida, eso son los miedos. Los miedos que cada uno de nosotros tenemos, son esas cadenas que nos aprietan y oprimen y hacen que olvidemos nuestros deseos, nuestros sueños.
Dejamos de lado lo que es realmente importante para centrarnos en algo que sí puede ser importante pero que no lo suficiente para dedicarle tanto tiempo.
Y es que nos volvemos prisioneros de nuestro trabajo, nuestros estudios; en general, nos volvemos prisioneros de una sociedad que nos condena si algo que hacemos no es lo que esa sociedad considera normal o "correcto".
Hay veces que decimos que nos da igual o somos muchas las personas que creemos que no nos importa el que dirán, el qué podrán pensar sobre nosotros; pero en realidad eso no es cierto, intentamos ser diferentes, intentamos que los comentarios no nos afecten; pero aún sin darnos cuenta, también nosotros somos prisioneros.
Comentarios
Publicar un comentario