Ir al contenido principal

Complejos. #recopilandomomentos

Cuando vives llena de complejos, tu mente no deja de hacerte daño. No deja de insultarte, de maltratarte, de hacer que te odies a ti mismo. Y es que tu mente es tan poderosa y te tiene tan atado de pies y manos que no te permite moverte y desatarte o al menos aflojar un poco esas cadenas que te ahogan, que te aprietan.
Una de las partes más difíciles de esta historia es ser capaz de mostrarte sonriente y fingir felicidad ante todos, para que así no sospechen nada. Es importante ser capaz de ocultar cada herida y cicatriz que marcan tu cuerpo. Es necesario controlarte, actuar con cabeza...
Pero la parte más difícil es ser capaz de matar a ese monstruo que llevas dentro sin ser capaz de matarte a ti mismo antes.
Es complicado vivir con tantos complejos, ser tan frágil, que todo te de miedo, que todo te afecte. Cuando tienes tantos complejos es imposible ser capaz de mirarte al espejo y sentirte bien contigo mismo. Muchas veces es la sociedad, la que tiene la culpa, la que te hace vulnerable, porque tu no te odiabas, fueron ellos los que hicieron que te odiaras.
Todos esos complejos te matan por dentro, pero está en tu mano seguir viviendo son ellos. Tu decides. Se que estarás pensando "¿qué debo hacer cuando todo de lo que tienes que escapar está en tu mente?", yo también me lo pregunté, también estaba tan confundida. Solo sé que tú tienes el poder de salir de ahí, aunque creas que no. Se que cuando tu autoestima comience a subir, te van a intentar hacer sentir mal, se lo que es eso; pero también se que si has tenido la fuerza para aguantar todo eso, tendrás la fuerza necesaria para salir. No te limites, no pienses que es difícil. Tú puedes.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Las cosas que nunca te dije.

Hoy vengo a decirte aquellas cosas que nunca te dije, tal vez no lo hice por miedo o tal vez por vergüenza, quien sabe. Hay tantas cosas que no llegamos a hacer. Tal vez debería haberte dicho más veces que te apoyaba en esas decisiones tan locas y repentinas que tomabas sin ton ni son y que al rato volvías a cambiar de opinión. Tal vez debería haberte dicho que te quería, o que te quiero, que tuvieses más cuidado con lo que hacías, porque en algún momento la cosa acabaría mal. Debería de haber dejado que te fueras a la primera de cambio, debería haberme ido cuando todo comenzó a hundirse. Tal vez debería haberte dicho que tenía una fe ciega en ti, puede que no te hubieras dado cuenta, porque tú eres tan tuyo que no prestas atención al resto, que no te fijas en los pequeños detalles que se convierten en únicos. Tal vez debería haberte dicho que no te quería para que te fueras. Debería haberte dicho que odiaba esas manías tuyas, esos chistes sin sentido y que nunca venían a cuento.

El contexto.

Y  a veces no nos enamoramos de una persona en sí; si no de un contexto, de las circunstancias. De que esa persona aparezca justo en el momento en el que debemos ser salvados. Justo cuando estamos al borde del precipicio, con un pie fuera y otro dentro, a punto de caer al vacío, de perderte. Entonces esa persona llega a tu vida, con una simple sonrisa y te hace pensarte mejor las cosas. Hace todo lo que esté en su mano para poder ayudarte, para que seas tú realmente, porque esa persona quiere conocerte en todas las situaciones de tu vida, de tu día a día: feliz, riendo, bailando cuando crees que nadie te ve, cantando como una loca, tu cara cuando te da besos en el cuello, tu cara de tonta al mirarle, tu risa de niña pequeña cuando te hace cosquillas, como te maquillas (aunque te diga que estás mejor sin maquillaje), lo tranquila que estas mientras duermes y lo mala cuando te enfadas, como te pasas media hora en la ducha bajo el grifo con los ojos cerrados pensando en tus cosas, lo fea

LA VENGANZA ESTÁ ECHADA. Capítulo 2.

El día pasaba muy lento, cada pocos minutos miraba el reloj y  las clases se me hacían eternas, los minutos se dejaban caer como de un cuentagotas menos mal que a última no hay profesor y me podré ir antes a mi casa. -¿Qué tal llevas tu primer día como chica diferente?-dijo Paula mientras me abrazaba por la espalda mientras íbamos por el pasillo. -Bueno, no está mal, los profesores me miran como si fuera un alíen, y además más de uno me ha estado soltando una charla, de cómo he cambiado físicamente y de que este gran cambio en mi, puede suponer bajar mi media, pero bien.-dije riéndome. -¿Tienes hambre? Porque yo me muero, mi estómago ruge, literalmente-dijo y comenzó a reírse con esa risa de loca tan contagiosa- He tenido ahora entrenamiento, estamos ensayando mucho, a lo mejor nos presentamos a un "concurso"-dijo Paula mientras nos  encaminamos hacia el comedor, nos quedaban otras tres pesadas horas de clase por delante, para que este  precioso día de instituto acaba