Ir al contenido principal

Casualidades. #recopilandomomentos

¿Es cierto que las casualidades existen? ¿Todo pasa por algo? ¿Tenemos un destino escrito?
La verdad es que yo no creo en las casualidades, creo que algo pasa porque estaba destinado a ser, pero no creo en ese destino que decide por nosotros; no, creo en ese destino que vamos forjando cada uno de nosotros poco a poco, día a día.
Tal vez estaba destinado a ser o posiblemente apareció sin seguir las reglas, lo único que sé es que ha llegado a mi una personita, alguien que ha hecho que me dé cuenta de que los problemas, al igual que las cosas buenas hay que compartirlos.
Aunque siendo sincera, esa persona ya estaba en mi vida, aunque poco tiempo; pero cuando te paras a hablar con una persona, es como realmente la conoces, es cuando se dejan de lado las apariencias y es esa persona la que te sorprende porque no era lo que pensabas, su forma de ser no era esa que pensabas.
No sé si por mucha o poca casualidad esa chica llegó a mi vida, un día cualquiera, a una cualquiera, su mensaje me desconcertó "otra interesada", pensé, pero luego ella quiso saber más de mi vida, de mí… Hasta el punto que fui capaz de derribar todos los muros construidos desde hace tantos y tantos años.
Esos muros se desplomaron, al igual que yo. Caímos, pero no al fondo; no. Fue una caída diferente, podría decirse que rara, porque no fue dolorosa, fue salvadora. Son muchas las veces que pensamos que caer es algo malo y dañino, pero no, a veces no lo es. Algunas caídas en buenas manos, puede ser una caída muy liberadora.
En mi caso fue de ese estilo, porque yo tan dura y fría como siempre he sido, fui capaz de deshacerme ante ella, fui capaz de romperme y abrirme; mostrar mi pasado, mis cicatrices y mis malas rachas. Fui capaz de contar mis secretos impensables a una persona, que simplemente me inspiró confianza. Tal vez fue acertado o posiblemente no. Pero lo que sí es cierto es que fue algo dolorosamente liberados y satisfactorio.
Han sido años los que me he ocultado, años en los que instalé en mi una cierta apariencia engañosa, una simple máscara neutra. Una máscara que ocultaba mi verdadero yo, pues este se escondía en lo más profundo de mí, en un triste y oscuro, encerrado. Pero esa persona poco a poco, con paciencia fue liberándome. En tan poco tiempo ella se ha convertido en un soporte para mí, un puerto en el que refugiarme cuando la tormenta llega.
En apenas unos meses, me ha enseñado que de nada vale fingir pues de esa forma soy yo la que sufre; que de nada sirve una apariencia pues todo se encuentra dentro; que no quererme es una forma más de romperme y que los comentarios del resto no sirven de nada.
Lo que más me llamó la atención fue su "deja de leer tantos libros y comienza a escribir tu propia historia", tal vez tenga razón.  Creo que tras diecisiete años llegó mi momento de vivir, de disfrutar, de sentir y de no pensar, ni arrepentirme; ya habrá tiempo. Creo que a partir de ahora será mi momento.

Tal vez las casualidades existan y todo pase por algún motivo o simplemente por ese "destino", pero quiero que la vida me siga sorprendiéndome con personas así de bonitas.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Las cosas que nunca te dije.

Hoy vengo a decirte aquellas cosas que nunca te dije, tal vez no lo hice por miedo o tal vez por vergüenza, quien sabe. Hay tantas cosas que no llegamos a hacer. Tal vez debería haberte dicho más veces que te apoyaba en esas decisiones tan locas y repentinas que tomabas sin ton ni son y que al rato volvías a cambiar de opinión. Tal vez debería haberte dicho que te quería, o que te quiero, que tuvieses más cuidado con lo que hacías, porque en algún momento la cosa acabaría mal. Debería de haber dejado que te fueras a la primera de cambio, debería haberme ido cuando todo comenzó a hundirse. Tal vez debería haberte dicho que tenía una fe ciega en ti, puede que no te hubieras dado cuenta, porque tú eres tan tuyo que no prestas atención al resto, que no te fijas en los pequeños detalles que se convierten en únicos. Tal vez debería haberte dicho que no te quería para que te fueras. Debería haberte dicho que odiaba esas manías tuyas, esos chistes sin sentido y que nunca venían a cuento.

El contexto.

Y  a veces no nos enamoramos de una persona en sí; si no de un contexto, de las circunstancias. De que esa persona aparezca justo en el momento en el que debemos ser salvados. Justo cuando estamos al borde del precipicio, con un pie fuera y otro dentro, a punto de caer al vacío, de perderte. Entonces esa persona llega a tu vida, con una simple sonrisa y te hace pensarte mejor las cosas. Hace todo lo que esté en su mano para poder ayudarte, para que seas tú realmente, porque esa persona quiere conocerte en todas las situaciones de tu vida, de tu día a día: feliz, riendo, bailando cuando crees que nadie te ve, cantando como una loca, tu cara cuando te da besos en el cuello, tu cara de tonta al mirarle, tu risa de niña pequeña cuando te hace cosquillas, como te maquillas (aunque te diga que estás mejor sin maquillaje), lo tranquila que estas mientras duermes y lo mala cuando te enfadas, como te pasas media hora en la ducha bajo el grifo con los ojos cerrados pensando en tus cosas, lo fea

LA VENGANZA ESTÁ ECHADA. Capítulo 2.

El día pasaba muy lento, cada pocos minutos miraba el reloj y  las clases se me hacían eternas, los minutos se dejaban caer como de un cuentagotas menos mal que a última no hay profesor y me podré ir antes a mi casa. -¿Qué tal llevas tu primer día como chica diferente?-dijo Paula mientras me abrazaba por la espalda mientras íbamos por el pasillo. -Bueno, no está mal, los profesores me miran como si fuera un alíen, y además más de uno me ha estado soltando una charla, de cómo he cambiado físicamente y de que este gran cambio en mi, puede suponer bajar mi media, pero bien.-dije riéndome. -¿Tienes hambre? Porque yo me muero, mi estómago ruge, literalmente-dijo y comenzó a reírse con esa risa de loca tan contagiosa- He tenido ahora entrenamiento, estamos ensayando mucho, a lo mejor nos presentamos a un "concurso"-dijo Paula mientras nos  encaminamos hacia el comedor, nos quedaban otras tres pesadas horas de clase por delante, para que este  precioso día de instituto acaba